sábado, 13 de octubre de 2012

Clase - Unidad 3


Visión general de la anatomía y salud laboral del sistema respiratorio y digestivo.

Sistema Respiratorio

La función primordial del sistema respiratorio es llevar aire (con oxígeno) a los pulmones y de allí a la sangre por medio de un intercambio gaseoso ayudado por la inspiración. Su función, a la inversa, es tomar de la sangre el dióxido de carbono, incorporarlo al aire y expulsarlo del sistema en la exhalación.

Así, inspiramos aire para llevar oxígeno (indispensable para la vida) a los pulmones y exhalamos para expulsar el gas de desecho, el dióxido de carbono, un subproducto de la respiración.

Fig. 1: Movimientos respiratorios de la caja torácica.

Este proceso se repite de una 16 a 20 veces por minuto en el adulto y está controlada por el sistema nervioso autónomo que mide constantemente los niveles de oxígeno y CO2 en sangre modificando el ritmo según la necesidad. Alternativamente podemos voluntariamente controlar la respiración por pocos momentos.

La sangre dispone constantemente de oxígeno ya que siempre queda aire en los pulmones luego de exhalar. Al inspirar, el aire penetra por la nariz y la boca hacia la vía respiratoria y los pulmones.

En los pulmones, el oxígeno pasa de los alvéolos (pequeños sacos de aire) a los diminutos vasos sanguíneos (capilares pulmonares). Al mismo tiempo se libera el dióxido de carbono desde los capilares a los alvéolos, que se expulsa al espirar. En trabajo conjunto con el sistema circulatorio este intercambio molecular (oxígeno por dióxido de carbono) se repite a cada una de las células del organismo.

Fig. 2: Principales constituyentes
                                            del sistema respiratorio humano.

El sistema respiratorio comprende la boca y la nariz (vías aéreas), la laringe, la traquea, los bronquios, los pulmones (con sus alvéolos y capilares). El diafragma, las membranas pleurales, las costillas y los músculos asociados a ellas protegen y permiten la funcionalidad del sistema.

Vías aéreas: Las cavidades bucal y nasal comprenden las vías aéreas superiores, éstas están revestidas de tejido mucoso susceptibles de inflamarse por medio de reacciones alérgicas, produciendo congestión, estornudos y ojos llorosos. La cavidad nasal se ocupa de calentar el aire que inspiramos por medio de cada una de las vías por donde pasa y lo filtra por medio de los pelos y moco que siempre están presentes en la nariz. Un funcionamiento normal y sin obstrucciones de la cavidad nasal permite mantener un ritmo respiratorio plácido, tranquilo y relajante. Por el contrario, el tener que respirar por la boca crea angustia, sofoco y una gran incomodidad.

Laringe: Constituye nuestro órgano fonador y está compuesto de un armazón cartilaginoso, pocos huesos y musculatura esquelética fina que nos permite, mediante una columna de aire ascendente, emitir sonidos y por ende, el habla. Tanto la cavidad bucal como la nasal terminan en la laringe y en la faringe (que comunica con el esófago), por ello existe una estructura llamada epiglotis que cierra el conducto respiratorio (faringe) mientras tragamos el alimento masticado.

Traquea: es un tubo compuesto de anillos cartilaginosos que conduce el aire hacia los pulmones. En su luz de pueden distinguir células productoras de moco y con cilios que tienen un movimiento ascendente a fin de capturar y expulsar las partículas extrañas del aire inspirado, respectivamente.

Bronquios: se ramifican a partir de la traquea perdiendo sección transversal, dividiéndose y subdividiéndose para formar una red en cada pulmón. Al ramificarse de manera muy pequeña se denominan bronquiolos.

Pulmones: Son órganos esponjosos que pueden contener unos seis litros de aire, siendo cuatro litros en una mujer. Contamos con dos pulmones, el derecho se divide en tres lóbulos, superior, medio e inferior, mientras que el izquierdo solo se divide en dos lóbulos, el superior y el inferior. Allí se encuentran los alvéolos pulmonares, millones de pequeños sacos elásticos de aire donde tiene lugar el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Cada alvéolo está rodeado por una red de diminutos capilares sanguíneos. Las delgadas paredes de ambas estructuras permiten al oxígeno difundirse hacia la sangre y al dióxido de carbono desde ella. 

Fig. 3: Unidad respiratoria.

Diafragma: Es una capa de musculo, de forma abovedada, que separa el tórax de las cavidades abdominales. En la inspiración se contrae y aplana aumentando el volumen de la cavidad torácica, mientras que en la espiración, este se eleva para recuperar su forma abovedada de descanso, disminuyendo el volumen del tórax. Su debilitamiento puede ocasionar hernias diafragmáticas, permitiendo que el contenido abdominal ingrese a la cavidad que delimita.

Membranas pleurales: Son dos capas de membranas serosas separadas por liquido lubricante que rodean y protegen a cada pulmón. Un proceso infectivo da lugar a pleuresía, una inflamación por incremento del líquido de mucho dolor. Poseen conexión circulatoria. 

Fig. 3: Dinámica del intercambio de líquidos en el espacio intrapleural.

Costillas y músculos asociados: En la inspiración los músculos asociados a las costillas y del cuello se contraen para expandir la cavidad torácica y los pulmones llenan el vacío, en este punto los alvéolos se expanden y llenan de aire que llega de la tráquea. Las costillas se mueven hacia arriba y afuera mediante la acción muscular. Al contrario, durante la espiración, los músculos se relajan y la pared elástica del pecho recupera su posición de descanso obligando a salir el aire de los pulmones. Las costillas se hunden hacia abajo y adentro al relajarse los músculos.


Aspectos de la Salud Laboral del Sistema Respiratorio.
Las enfermedades pulmonares profesionales son tan comunes que ocupan, no solo el primer lugar, sino las cuatro primeras posiciones de la lista de las enfermedades laborales más frecuentes en países desarrollados. En nuestro país, debido a que aún no iniciamos una industrialización masiva, tenemos aún oportunidad de evitar que esta tendencia en la morbilidad laboral mundial se repita.

Un manejo de la salud laboral preventiva orientada a prevenir los riesgos que generan las enfermedades más comunes tenderá a que evitemos su aparición de manera temprana y nos dará mas beneficios que invertir grandes sumas de dinero en nuestros ya colapsados centro de salud.

La ciudadanos de zonas urbanas inhalan 2mg de polvo al día, en los trabajadores de empresas donde las partículas en suspensión se mantienen constantes, industrias del cemento y de la construcción, por ejemplo, esta cantidad de polvo inhalado puede aumentar de 10 a 100 veces. E

El sistema respiratorio puede proteger de estas inhalaciones nocivas reaccionando para evitar la mayoría de las enfermedades, pero si la inhalación es frecuente, es diaria, puede darse lugar a respuestas agudas y hasta crónicas. Si a esto le sumamos el exponerse a humos del tabaco y a vapores y gases nocivos, no resulta extraño el contestar el porque las enfermedades pulmonares ocupan ese “sitial de honor” en la epidemiología laboral.

Según el sitio del sistema respiratorio donde se deposite el elemento nocivo, su dosis, la duración de la exposición, la susceptibilidad celular pulmonar derivada de la genética y fisiología del individuo y la alteración de los mecanismos de defensa del huésped que en algún momento dado se supriman y lo hagan vulnerable, este golpeado sistema respiratorio va a generar respuesta agudas; que pueden ir desde una simple obstrucción parcial, broncoconstricción, alveolitis o edema pulmonar, y respuestas crónicas como asma, fibrosis parenquimatosa y hasta cáncer.

Fig. 4: Alteraciones de los alvéolos pulmonares en la neumonía y en el enfisema.

El diámetro de la partícula de polvo y el estado fisiológico del individuo va a determinar en que parte del sistema respiratorio se alojará una u otra partícula. 

Tabla 1: Localización de las partículas inspiradas en el sistema respiratorio según su diámetro y estado fisiológico.
Diámetro partícula (μm)
Parte del
Sistema
Respiratorio
Estado
Fisiológico
del Individuo
>10
Mucosa nasal
Reposo
10-20 (20%)
Laringe y Traquea
Ejercicio vigoroso
3-10
Traquea, Bronquios*
Reposo y Ejercicio
0,1-3
Alvéolos**
Reposo y Ejercicio
<0,1
Corriente aérea
Reposo y Ejercicio
* Esta ubicación es favorecida por mayor flujo inspiratorio, obstrucción de vías superiores y
mayor cantidad de moco.
**Se han encontrado en los alvéolos con frecuencia fibras de mucha mayor longitud que el
diámetro mostrado en esta categoría, debido a que su sección transversal muestra un diámetro que si encaja.

Como es comprensible, según la ubicación de la partícula una y otra parte del sistema respiratorio que se verá afectada en mayor o menor grado.

Por otra parte, el efecto de los gases y vapores sobre cada una de las estructuras del sistema respiratorio obedecerá a sus características químicas, además de secuestrar y desplazar el oxígeno ambiental que debería estar entre 22-23% del total de gases en el aire.

Los gases hidrosolubles, como el amoníaco y el dióxido de azufre primordialmente se ubicarán en la capa acuosa de la nariz, en la bucofaringe y en las vías respiratorias superiores en general, afectándose negativamente estas estructuras.

Si los gases o vapores son de naturaleza no hidrosolubles, tales como el dióxido de nitrógeno y el fosgeno, evadirán los filtros acuosos de las vías aéreas superiores y causarán el daño distalmente, en los alvéolos.

Por esta razón, y debido a la dificultad de evaluar de manera certera tanto al susceptibilidad celular pulmonar como la alteración de los mecanismos de defensa de cada individuo, se deben proteger mediante los carteles de advertencia y equipos de protección a todos los trabajadores potencialmente expuestos al polvo, gases y vapores.

Hay profesiones que tenderán a afectar más a los sistemas respiratorios de los individuos que las ejercen. Los miembros de los equipos de salud se hallan frecuentemente expuestos a virus, bacterias y esporas de hongos que tienen la capacidad de mantenerse en suspensión por lo que la morbilidad de sus puestos de trabajo debe ser compensada en medidas especiales para evitar la virulencia.

Los operadores de hornos industriales de ciertas empresas de alimentos; como las que fabrican embutidos, donde se emplean sustancias cancerígenas “atomizadas”, el humo líquido (sustancia que le da ese aspecto dorado y ligeramente quemado que tanto gusta en los productos ahumados); se exponen a diario a vapores calientes impregnados con dichas sustancias nocivas, aumentando su tendencia a sufrir respuestas agudas y crónicas en sus sistema respiratorio.

Los trabajadores mineros, expuestos a tantos agentes nocivos y al aire enrarecido, los que laboran en túneles, canteras de mercurio, fábricas donde se emplea plomo, entre otros entornos son el objetivo de los profesionales de la salud laboral especializados en prevenirle a los trabajadores enfermedades del sistema respiratorio. 

Fig. 5: A. Ventilador para respiración artificial. B. Respirador de Tanque - “Pulmón de Acero”

No solo los riesgos biológicos y químicos pueden afectar a los componentes del sistema respiratorio. El exponerse de manera habitual a cambios bruscos de presión y temperatura los afectarán también con consecuencias desfavorables. Los buzos soldadores de nuestra industria petrolera son compensados con jornadas laborales de pocas horas (2 horas diarias) debido a que se someten rutinariamente a una diferencia de presión de oxígeno entre la atmósfera y la mezcla de gases del tanque de buceo con que laboran.

Los que ejercen sus funciones y oficios en cavas refrigeradas de procesamiento y almacenamiento de alimentos o sus materias primas, se enfrentarán a enfermedades laborales asociadas a estos cambios bruscos de temperatura y a la inspiración de partículas en suspensión de las materias primas que sean añadidas en la elaboración de los alimentos por lo que se hace necesario la protección adecuada para cada caso particular.

A continuación una lista con las enfermedades más frecuentes generadas por el entorno laboral: Amigdalitis, Asma, Bronquitis, Enfisema, Esclerosis Pulmonar, Pleuresía, Neumotórax y Neumoconiosis.

Sistema Digestivo.
El sistema digestivo está constituido por un tubo largo y sinuoso que atraviesa todo el cuerpo. Su función es proveer al organismo de los nutrientes y agua necesarios para el funcionamiento de sí mismo y de todos los otros sistemas que componen el cuerpo humano.

Para ello realiza la digestión, proceso químico que consiste en el desdoblamiento de las macromoléculas ingeridas hasta convertirlas en moléculas útiles al metabolismo celular.

Este tubo grande y sinuoso comprende las siguientes estructuras: boca, faringe, esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso, ano. Además cuenta con órganos como el hígado, el páncreas y la vesícula biliar que vierten sus secreciones dentro del tubo contribuyendo al proceso digestivo.

Todo el conjunto está revestido en la cavidad abdominal por el peritoneo.

 Fig. 6: Aparato digestivo.

Boca: en la cavidad bucal ocurre la masticación, proceso mecánico por mediante el cual se trituran los alimentos a fin de aumentar su relación superficie-volumen de tal manera que se vean mucho más expuestos a las enzimas digestivas. En la 
boca es secretada la amilasa, por las glándulas salivales. Esta enzima comienza la transformación química de un carbohidrato de almacenamiento vegetal, el almidón, la cual va a ser completada en el intestino delgado.

Faringe: Es una estructura en forma de tuvo que ayuda a respirar y está situada en el cuello y revestido de membrana mucosa. Ella conecta la nariz y la boca con la laringe y el esófago por lo que es un área de transición por donde pasa aire y alimentos. Forma parte tanto del sistema respiratorio como del sistema digestivo. Mide unos trece centímetros en el ser humano y se divide en nasofaringe, orofaringe y laringofaringe. Estas dos últimas regiones de la faringe están delimitadas por una estructura cartilaginosa, la epiglotis. Esta obstruye el paso del bolo alimenticio al momento de la deglución evitando que este ingrese al sistema respiratorio.

Esófago: Es un tubo largo y recto que comienza en la faringe y termina en el estómago. Conduce los alimentos y líquidos que salen de la faringe hasta el estómago por medio de movimientos peristálticos y esfínteres que hacen que sea posible deglutir en ausencia de la gravedad y también de cabeza.

Estómago: Es un saco medianamente flexible, cuenta con membranas mucosas que segregan ácido clorhídrico y tiene un volumen en el adulto en reposo de 75 cc. Una vez distendido, luego de una gran comida, puede aumentar su volumen hasta alcanzar los dos litros (2000 cc). Esto es posible gracias a que la inervación del estómago en caso de llenura segrega unas moléculas que activan unas proteínas incrustadas en la pared estomacal, permitiendo su distensión. El bolo alimenticio es convertido en quimo dentro del estómago por medio de la secreción ácida y los movimientos peristálticos que realiza. En el estómago se segregan diversas hormonas, como la grelina, que envía una señal al sistema nervioso para que se tenga apetito. En el estómago comienza la digestión de los lípidos y de las proteínas por medio de las enzimas del jugo gástrico.

Fig. 7: Anatomía fisiológica del estómago.

Intestino delgado: Todo el quimo que sale del estómago ingresa al intestino delgado. Este es un tubo muy largo de unos 3-4 metros de largo (7-8 metros en el cadáver humano) que se inicia en el extremo distal del estómago y termina en el ciego del colon. Se divide en tres sectores, duodeno, yeyuno e íleon, según su morfología y fisiología particular. En el intestino delgado ocurre la absorción de los nutrientes provenientes de los alimentos ingeridos. El quimo, bolo alimenticio transformado por acción del ácido clorhídrico del estómago, es mezclado con las secreciones biliares, pancreáticas e intestinales para convertirse en el quilo, objeto de la absorción intestinal. La pared interior del intestino delgado cuenta con pliegues y vellosidades que permiten un íntimo contacto con el quilo facilitando así la absorción de moléculas desdobladas de grasas, proteínas y carbohidratos.

 
Fig. 8: Corte longitudinal del intestino delgado que muestra las válvulas
conniventes cubiertas por vellosidades.

Intestino grueso: Es un tubo de mayor sección transversal que el presente en el intestino delgado y se divide en colon ascendente, transverso, descendente, sigmoide y ano. Su función principal es conducir todo el material no digerido al exterior del organismo por medio del ano en un proceso que se llama, defecación. El material no digerido va perdiendo agua a medida circula por el intestino grueso, agua que es recuperada al organismo.
Fig. 9: Funciones de absorción y almacenamiento del intestino grueso.

ígado: Es la más grande de las vísceras y una de las más importantes por su actividad metabólica. Es un órgano glandular al que se adjudica funciones muy importantes, tales como la síntesis de proteínas plasmáticas, función desintoxicante, almacenaje de vitaminas y glucógeno, además de secreción de bilis. Es el órgano responsable de eliminar de la sangre las sustancias que puedan resultar nocivas para el organismo.

Páncreas: Es un órgano exocrino que segrega enzimas digestivas que pasan al intestino delgado. Además es endocrino debido a que produce hormonas, como la insulina, el glucagón y la somatostatina que pasan a la sangre.

Vesícula biliar: Se conecta con el intestino delgado (duodeno) por la vía biliar común o conducto colédoco. Su función es la acumulación de bilis, contiene un volumen de alrededor de 50 ml. de bilis que libera al duodeno. Está unido visceralmente al hígado.

Peritoneo: Es una membrana que envuelve la mayor parte de los órganos del abdomen. Está formado por dos capas de tejido conectivo, el peritoneo parietal, adherido a la pared intestinal y el peritoneo visceral, que envuelve y rodea cada una de las vísceras. Entre ambas capas se encuentra un liquido lubricante que permite el movimiento entre ellas.

Aspectos de la Salud Laboral del Sistema Digestivo.

La vida moderna sin duda ha afectado el ritmo al cual nos alimentamos e hidratamos. Las grandes exigencias de las jornadas laborales de hoy en día nos deja muy poco tiempo para planificar nuestra alimentación y mucho menos para un buen reposo luego de las comidas.

Escasamente masticamos los alimentos que ingerimos y prioritariamente elegimos aquellos que no parezcan mas apetitosos, favoreciendo el abuso de especias, condimentos y grasas sin tomar en cuenta el valor nutritivo y equilibrio que toda ingesta debe tener.

Usamos sustancias estimulantes del sistema nervioso central como el café, té y el tabaco a fin de seguir con un buen estado de alerta que nos permita mantener nuestra eficiencia y eficacia en el trabajo, con todas las consecuencias negativas que de su consumo de derivan. La hidratación y la defecación son algunos de los aspectos de nuestra fisiología que sin duda han sido más afectados por los horarios de trabajo.

En muchos establecimientos donde laboran trabajadores, la hidratación no es fácil debido a que no hay ni permiso ni agua potable fácilmente accesible para todos los que están trabajando, a pesar que en la ley este aspecto esta garantizado. Dos evacuaciones diarias no solo son deseables sino necesarias a fin de que nuestro intestino esté lo más despejado posible, sin embargo el ritmo de nuestras vidas nos ha condicionado a que este aspecto de nuestro proceso digestivo se restrinja a una sesión, casi siempre ejecutada bajo la presión de nuestra apretada agenda.

No solo el horario y el uso del tiempo afecta a nuestros sistemas digestivos, también el aspecto emocional juega un papel fundamental en su equilibrio. La presión por ser cada vez más productivos lleva a muchas personas a estados de nerviosismo que afectan la “calma” intestinal, estomacal y del colon, pudiendo aparecer úlceras e irritaciones donde antes no existían, de allí que un anhelo de muchos es ser “su propio jefe” tener un negocio que lleve a su propio ritmo y la exigencia venga de su propia iniciativa, afectando muy poco a todos sus sistemas, en especial al digestivo.

En fin, a la mayoría de las enfermedades del sistema digestivo es difícil atribuirle un origen laboral debido a que la conducta del trabajador casi siempre está involucrada, sin embargo podemos hacer mención de algunas que si bien, no podrán ser objeto de una indemnización, si podemos prevenir su aparición, mediante un manejo adecuado de los riesgos que las generan.

Entre ellas tenemos: Colecistitis, Dispepsia, Dolicocolon, Estreñimiento, Entero-Colitis (diarreas), Gastritis, Hernias Digestivas, Megacolon y Úlcera Péptica.

Fig. 10: Úlceras pépticas. H. pylori: Helycobacter pylori.